lunes, 3 de septiembre de 2007

La honradez

Volvía a casa anoche. En taxi. Cuando pequeña pocket se bajó, quedaba más o menos la mitad de camino. Suelo sentarme detrás del copiloto, por costumbre, pero ayer estaba sentada detrás del conductor. Me caen bien los taxistas en general y me gusta charlar con ellos si tengo oportunidad, pero anoche me había tomado algo y, aunque no iba borracha en absoluto, estaba disfrutando de uno de mis momentos de soledad agradable y elegida, con los ojos cerrados y la ventanilla abierta. Supongo que fue porque me di cuenta de que el viento ya no me despeinaba tanto. Abrí los ojos y me dió la sensación de que íbamos demasiado despacio



Como la cebada (y lo que no es la cebada) altera la percepción del tiempo y el espacio (doy fe) decidí cambiarme a mi sitio habitual, detrás del asiento del copiloto. Íbamos a 35 kilómetros por hora. Como teníamos un coche delante y un semáforo en ámbar, sólo me mosqueé. Pero cuando llegamos a la recta que lleva a mi casa (de 1km, aprox) y me dí cuenta de que habíamos reducido hasta los 30 km/hora, le dije al taxista que me bajaba, no sin antes aguantar su "roneo" con los botones del taxímetro. Como si no supiera de sobra dónde tenía que apretar

Me da vergüenza el euro, o los dos euros, que me robó. Que le aprovechen

8 comentarios:

Angel dijo...

Hay taxistas de todo tipo, y del que hablas parece bastante miserable.

Hyboreo dijo...

Yo hace un tiempo, con amigos, le decía al taxista una dirección cercana a mi casa y según salíamos del taxi ... pies para que os quiero.

Considerate vengada :P

SithWolf dijo...

los taxistas son una raza aparte... a mi me han timado en Bucarest, en Praga, en Roma, en Madrid y, como no, en Barcelona.

SithWolf

Brie dijo...

Pues qué triste, la verdad :D Supongo que hay de todo, como en todas las profesiones... pero por qué será que casi siempre nos tocan los jetas!

Álvaro dijo...

¡Hola!

Llego aquí desde mi blog en donde pasaste y dejaste un comentario.
He leído un par de entradas... Y me gusta mucho.

Con tu permiso, pasaré más veces por aquí. Mi blog está abierto para cuando quieras ir.

Un saludo

raquel... dijo...

Claro! Bienvenido! Te he leído poco, por falta de tiempo, pero te he enlazado para seguir haciéndolo

:-)

Elisa dijo...

Buff que susto, pensaba que las intenciones del taxista eran peores todavía.
Que el mundo está fatal.

Paradox dijo...

Ya se sabe, los taxistas tienen mala fama. Suerte que no dio un rodeo de varios quilómetros, aunque conforme iba leyendo presentí otro final, afortunadamente sólo fue cuestión de un par de euros más.