viernes, 31 de agosto de 2007

Los hombres, esos grandes desconocidos

Me sorprenden por su simpleza (no es peyorativo). Me admira su tranquilidad. Me da envidia su manera de no darle vueltas a las cosas. No deja de sorprenderme su sentido de la amistad. Son fieles a sus amigos, pero sin traumas. Aceptan las derrotas en este sentido mucho más pausadamente que nosotras. No se complican la vida por lo que no lo merece (a veces ni por lo que lo merece). Son grandes desconocidos, iguales pero distintos: sienten, lloran, sufren y son felices como nosotras, pero de otra manera. A veces les odias, a veces les envidias profundamente, otras les darías un meneo, o incluso te los comerías a besos



Dentro de su manera de hacer las cosas hay algo que no he podido entender nunca: su manera de saludarse. No me refiero al apretón de manos, o al tirón de idem seguido de abrazo con golpes en la espalda (por qué se dan tan fuerte?). Ejemplo: choque de manos a media altura, choque de puños arriba y abajo, toquecito de hombro y abrazo
:-O

He de decir que no es lo habitual. Más propio de quinceañeros por definir, no entiendo su significado. No sé si se pacta ("y ahora chocamos los codos, que queda más rebelde") o sale sin más, en una improvisada coreografía

Y yo me pregunto ¿De dónde salen estos recibimientos? ¿Quién se los inventa? ¿Si chocas los puños eres más colega? ¿Siempre es el mismo con la misma persona?

PD: Prison break, otra droga recien descubierta...

martes, 28 de agosto de 2007

Arghhh...

GRIMA= DENTERA= Sensación desagradable que se experimenta en los dientes y encías al comer sustancias agrias o acerbas, oír ciertos ruidos desapacibles, tocar determinados cuerpos y aun con sólo el recuerdo de estas cosas

No estoy del todo de acuerdo. Lo que a mi me pasa es una especie de escalofrío, un temblor raro que me recorre el cuerpo con la necesidad urgente de que el objeto que lo ha provocado desaparezca de mi vista cuanto antes. Suscribo el que no hace falta que esté presente, basta su sola evocación para que me dé un cosquilleo...

Lo que me provoca dentera es tan raro y tan variado como yo misma:

-Los bebes de los anuncios de Jonhsons o de maíz Bonduelle, esos tan monos que de repente se convierten en maléficos cuando cortan y pegan (en serio piensan que es creíble o peor, gracioso?) la boca de un adulto en sus caritas. Socorro...

-Los gestos faciales de Jim Carrey o de Mr. Bean

-Morder papel de plata (arghhhh...)

-Uñas largas + pizarra (un clásico)

-La sensación de beber clara de huevo (no lo he probado, pero no hace falta. Me pongo mala de sólo pensarlo)

-La nata de la leche

-Los grumos del Cola Cao, si ocupan más espacio que la propia leche

-Inyecciones, operaciones, goteros...

-Los mocos colgando (me dan unas ganas de vomitar que no puedo). Sí, también me pasa con los bebés




-Insectos y bichos que se arrastran

-Que alguien se cruja los dedos y que puedan doblar la primera falange, la que tiene la uña

-Las pinzas de depilar en determinadas zonas...

-Los culturistas cuando levantan esas barras con chorrocientos kilos (la grima es porque me da la sensación de que se les va a salir el codo)

Cuanto daño hizo Alfonso Arús y sus Vídeos de Primera...


¿Alguna sugerencia?

viernes, 24 de agosto de 2007

Debo tener la cabeza de hierro macizo

En busca de nuevas teorías

Depilarse es opcional? NI DE CHURRO. los tíos, por supuesto, gracias a una perversa desigualdad que no me explico, pero en las tías se da por hecho, aunque yo me rebele con todas mis chichas. Que cada uno se depile como quiera y lo que quiera. Igual algún día conseguimos ser iguales también en eso

Si hablamos de las piernas (sólo voy a hablar de las piernas, efectivamente) la zona que a mí más me duele es la que está justo encima del tobillo, tanto el lateral como el centro (sobre todo el empeine, ufff). Llevo unos días mirando los tobillos de algunos tíos (después de la teoría de los dedos de los pies, voy subiendo poco a poco, a ver si descubro algo nuevo) y me he dado cuenta de que la mayoría NO TIENEN PELO EN ESA ZONA! No sólo no tienen que depilarse, sino que además, en el caso de que lo hicieran, ESA PARTE NO LES DOLERÍA!!!




Me suena haber leído en alguna otra vida que el roce con los vaqueros, o con las botas y los calcetines, hace que el pelo de esa parte se debilite y termine por desaparecer, pero no puede ser verdad, porque yo soy la reina de las botas altas (hay que agarrar mi tobillín) y los vaqueros largos y, no sólo no se ha ido, sino que se ha hecho más fuerte

Mundo cruel...

martes, 21 de agosto de 2007

Un año más...

Me gustaría que se me hubiera pasado, pero no ha sido así. Me gustaría no llevar meses sabiendo que hoy sería inevitable acordarme de ti. Me gustaría haberme equivocado, también en eso. No sé que estarás haciendo y, si te digo la verdad, en realidad no me importa, pero estoy segura de que hoy sí has tenido un momento para pensar en mi, una de las pocas personas que se acuerda siempre de tu cumpleaños. Este año, una vez más, no vas a saber que he vuelto a acordarme. Nunca leerás esto, por eso hoy voy a hacer una excepción para poner tu nombre, el de verdad

Espero que éste sea uno de los últimos cabezazos que me dé contra la pared




Feliz cumpleaños, Pablo

jueves, 16 de agosto de 2007

Un autobús, un móvil y una adolescente

Tenía unos trece años. Pelo suelto, hasta los hombros, oscuro con mechas rubias, ni liso ni rizado, ese tipo de pelo que da mucha rabia a las adolescentes. Pantalón pirata vaquero, un poco grande, indicio de los cambios que sólo acaban de comenzar en sus caderas. Camiseta roja de algodón. Dos anillos de mercadillo, uno en cada mano, tan grandes que le impedían doblar los dedos con normalidad. Las uñas, largas y demasiado estrechas, excepto dos dedos de su mano izquierda, mordidos hasta el dolor, acomodados dentro de su boca, como queriéndose agarrar a algo. Pendientes, fabricados por ella o por alguna amiga, rojos como su camiseta y blancos como sus sandalias planas. Las uñas de los pies, rosa chillón con purpurina. No soltaba su móvil

Fue mi compañera en un viaje criminal en autobús de 9 horas y media. Ella se sentó a mi lado a mitad de camino. Viajaba sola, o no, porque su padre la llevó a la estación y la despidió con un abrazo de padre, correspondido por obligación. Subió al autobús y echó una breve mirada altiva a su progenitor, mientras éste alargaba el cuello para tirarle el último beso. No se lo devolvió. "Una chica independiente" pensé

Pero estaba equivocada. Su mirada, rebelde como sólo puede serlo la de una adolescente, miraba nerviosamente su móvil, comprobando si seguía encendido cada pocos minutos. Durante mucho rato intenté averiguar qué era lo que esperaba (la llamada del novio era mi primera opción) Al final, se desveló el misterio: su padre. Cuando sonó el teléfono, su cara se inundó de alivio, contrastando paradójicamente con el tono y el inmenso hastío del que llenó la conversación. No se despidió

Me gustaría creer que sonrió cuando colgó el teléfono, pero todavía le faltan algunos años para eso. Sólo suspiró, y guardó (por fin!) el móvil en su mochila de colegiala. Le perdí la pista en la estación, pero pude verla a lo lejos abrazada a la que bien podía ser su abuela

miércoles, 15 de agosto de 2007

Preguntas tontas que surgen cuando estás en la playa

He pasado unos días en casa del Oráculo del Sur, recuperando complicidades y añadiendo otras nuevas, conociendo gente interesante y volviéndome un poco más suave y más bonita. He aprendido algunas cosas:

-Cuando te mola un pantalón y no tienes tiempo de probártelo, en vez de ponértelo sobre la cintura y calcular a ojiñán, póntelo alrededor del cuello: si las costuras coinciden perfectamente, es de tu talla (yo todavía no lo he probado, pero me muero de ganas de ponerme un pantalón alrededor del cuello en pleno Corte Inglés, superando la grimilla que me dan muchas de sus clientas mientras un pantalón cuelga de mi cuello). Consejo patrocinado por cortesía de Umbrella, ela ela

También me han surgido algunas dudas tontas que os dejo por aquí:



-Por qué las patatas fritas de bolsa saben mejor en la playa que en cualquier otro sitio?

-Por qué la playa te da sueño, y un hambre que te cagas, si te pasas el día tumbado?

-Por qué, en tu primer día al sol, te miras y ves una marca del bikini que los demás no ven?

-Por qué la música de tu mp3 no suena tan bien en ningún sitio como en la playa?

-Por qué nunca llevas la misma talla de bikini? Y entonces, por qué se forran los que venden idem en el chiringuito a pie de playa? A mí nunca me coinciden: siempre llevo una talla más o una menos de arriba o de abajo, y nunca sé de cuál es ni qué talla exactamente. El Gran Oráculo del Sur lo niega, desde su infinita sabiduría oh!grande, pero yo creo que estas cosas sólo nos pasan a las que contamos con alguna curva (no necesariamente de más) en nuestra anatomía.

Digo yo

martes, 7 de agosto de 2007

Más perdidos que el barco del arroz


Me encantan las series. No todas, pero casi todas. La verdad es que lo descubrí hace poco, porque para verlas semana tras semana lo tengo complicado, y me da mucha rabia perderme capítulos por el medio (bendito VHS...). Pero, como no soy la única friki, siempre hay alguien que las tiene y te las deja. Como un caramelo a la puerta de un colegio.

Una serie no tiene que tener muchos ingredientes para engancharme (soy una chica fácil jejej). De hecho sólo tiene que tener uno: algo malo que intuyes desde el principio y que te van dejando ver sólo a cachos. Pues bien, el último objeto de mis desvelos es, como no, Perdidos

Me enganchó Héroes. Mucho. Mogollón. Pero lo de Perdidos....

Pero, aunque me meta en la narración y me lo crea todotodo, tengo muchas dudas desde mi mente occidental, fallitos o detalles en los que no se han fijado (o sí, y me estoy columpiando)

Nota: en cuanto termine el post voy a ver el último capítulo de la primera temporada, así que tener en cuenta que me queda tela marinera

-Vale que tienen toda la ropa de las maletas de los demàs pero ¿por qué siempre van impecables, perfectamente planchados?

- ¿Es que no tienen hambre? Nadie menciona el hambre

- ¿Por qué nunca les vemos comer?

- Si Locke y Bun ( o como se escriba) ya no cazan, quién pesca? porque el coreano se pasa el día montando el barco...

- ¿No les pican los bichos? En esa selva chunga no creo que las hormigas sean el mayor de los peligros

- ¿Es que no hay pájaros? yo no les oigo cantar

- ¿Por qué no se bañan en el mar? Y no me vale porque uno de ellos murió allí, porque antes de eso tampoco se bañaban

- ¿Por qué, si se supone que en la selva está el/la/los/las malos, no permanecen juntos TODO EL RATO?

- ¿Nadie se quema por el sol?

- ¿Por qué tienen picos y palas para cavar? ¿Alguien las llevaba en el equipaje de mano?

- ¿Por qué no adelgazan?

- ¿Quién le dió los puntos a Claire? Y, ¿cómo es que recien parida le enseña el niño (DE PIE!!!) a todo el mundo con una gran sonrisa?


Una solución, quiero...

jueves, 2 de agosto de 2007

¿Sabías a lo que venías?


Además de tener que aguantar a los "amiguetes" del Segura semana tras semana, hay algo en ese programa infernal que me saca de mis casillas. Voy a pasar por alto sus invitados, sus colaboradores y sus chistes fáciles (que tela marinera). No me pararé a mirar su ropa popera-ochentera-cutre, con combinaciones de colores que no me pondría ni yo (creedme, eso es muuuuuucho decir). Tampoco diré nada sobre el santiago-showman, que no me lo creo. Me pasa como con Belén, la de Aquí no hay quien viva (Malena Alterio) que, aunque se haya cambiado de cadena para convertirse en una niña pija con un adosado a las afueras de Madrid, sigue siendo Belén, el amor imposible de Emilio, la chica que va de McDonalds en McDonalds y nunca tiene dinero para pagar el alquiler. Con amiga-polvazo incluida.

Obviando todo eso, ahí va mi pregunta:

¿ES QUE NADIE SE HA DADO CUENTA DE QUE ESE HOMBRE NECESITA DOS TALLAS MENOS DE CAMISA?

Las costuras a la altura del hombro (seguro que tienen un nombre, ups) la línea esa que debe coincidir con el susodicho para que no parezcas UNA PERCHA, la lleva a mitad de brazo. Por favor decidme que lo habeis visto

La primera vez que vi un trozo de programa pensé que todo se debía a que Torrente ha perdido 389 kilos y ya no parece el mismo. Pesé que me costaba acostumbrarme. Después pasé a pensar que tenía la cabeza demasiado grande para su cuerpo-delgado, y que era de ahí de donde venía la extrañeza

Pero nop, pequeños, el pasado lunes vi el fallo con toda claridad: la talla de su ropa. Pero, inexplicablemente, las mangas le quedan bien, lo que me lleva a varias posibles explicaciones:

- Es brazilargo y prefiere que las camisas le ajusten a las muñecas a tener un aspecto medio normal
- Sigue acomplejado por su peso y prefiere la ropa cuento más grande mejor

O (esta es la que más me gusta)

-En realidad Santiago Segura es un personaje de Tim Burton, un esqueletillo con cabeza gorda que se esconde en su camisa supersize (había una peli, "La maldición de as brujas", de Anjelica Houston, en la que se decía que las brujas tenías planas las puntas de los pies, y llevaban zapatos de punta para disimular. Pues igual)

PD: No sé si es bueno para mi cerebro estar ociosa...
PDD: A veces me leo y me asusto yo sola...